Muchas cosas que decir...

Tengo muchas cosas que decir... al igual que muchas cosas por hacer... , y aplicarme la concepción geológica del tiempo me permitirá tener buena parte de todo eso.

Este será un espacio para una suma que permita la multiplicación. Una amalgama de ideas, opiniones, relatos e informaciones, en definitiva de aportaciones, que multipliquen con éxito las buenas verdades que ya poseemos.

Se puede ser feliz con talento, pero no sin pasión ... ;)

Bienvenid@s !!

miércoles, 25 de junio de 2014

El resto del mundo












(Foto anónima)

Porque el amor debe ser eso. 
Que cuando tengas frío no te tapen, 
se desnuden contigo.




Una retahíla de palabras raras, de esas ñoñas, de esas de mujer tonta.

-No seas boba.

Le dice hablando contra su espalda. Justo con la capa más exterior de todas las capas de la piel que componen sus labios. La parte exacta y precisa que consigue estremecerla en un fugaz escalofrío de cabellera. Sí, exacto, de esos escalofríos que se tornan como una bocanada de aire que te levanta la piel milímetro a milímetro y que por un momento te hace levitar, y te congela el cerebro, y te pone boca de mujer extasiada, y te pone ojos de placer.

- No seas lo que eres.

Pero a él no le importaba una mierda el resto del mundo, a él sólo le importaba la forma que ella tenía de quererlo cuando bailaban frente a ese mundo. Después de tanto tiempo, las ganas que tenían las palmas de sus manos de tocarla, enajenaban sus sesos. No era momento para pensar en responsabilidades, de cargar con la barbarie de la culpa. Era momento de oler sus dedos, el interior de sus muslos, tantear su nariz respingona y que sus bocados lograran hacerle saber ese demasiado que la amaba.

- Te pienso sin anestesia y lo sabes.

Ella ya conocía esos espacios en el tiempo, dejaba que su belleza le calara hasta los huesos. Un momento enrojecido de vino y rosas hacía brillar todo aquello. Y pensaba: -Quizás no llegue a ser feliz, pero hoy estoy contenta. Adoraba compartir con él el rocío de la primera mañana en el mundo. No lo vivía, ardía en ello, no le lloraba, le llovía en lágrimas, y así todo el tiempo. Sus ausencias se comportaban como el viento con las llamas, hacían reavivar todo el fuego que se desataba entre ellos cuando bailaban sin importarles una mierda ese resto del mundo.

En unas horas la habitación se quedó vacía. El olor de sus carnes alborotó las motas de polvo en el aire. Las sábanas respiraban sudorosas y arrugadas, una sola vela consumida sobre el tocador, un trozo de papel con palabras escritas, una retahíla de palabras raras, de esas ñoñas, de esas de mujer tonta. Una habitación con restos de amor.

Cris de la Torre 
@CRISDLTC





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